Casa Mariani-Teruggi
En un barrio tan callado, se trató de silenciar a un grupo de montoneros con su imprenta clandestina. Parece que fue hace mucho tiempo, pero no llega a las cuatro décadas el increíble acontecimiento. Una casa, una familia, unos amigos, una imprenta pero no una ideología pudieron cercenar a disparos más de cien efectivos del ejército en aquel medio día de Noviembre en la ciudad de La Plata. Los enormes agujeros de bala que destacan visualmente desde afuera de las rejas, demuestran la brutalidad y la barbarie que la dejaron marcada por tantos años.
Pareciera que
el tiempo no hizo demasiados estragos en la apariencia de la casa Mariani-Teruggi.
Está hoy perfectamente conservada en muchos aspectos. Conservada en el estado
en el que fue dejada durante la dictadura. Al entrar está aquel desvencijado Citroën
con innumerables agujeros de bala de
distintos calibres. El mismo sobre el
cual Diana repartía los periódicos de la revista Evita Montonera. Para que
aquellas balas llegaran al auto tuvieron que atravesar una puerta de garaje metálica
que estaba un poco oxidada pero no más de lo que uno espera encontrar luego de
tal período. No puedo identificar el color de aquellas cuatro paredes. Puedo decir
que son blancas, o color crema. Pero con un ligero toque naranja óxido acercándose
al cielorraso, y es el característico que inunda a toda la casa. O gran parte
de ella. El techo completamente destruido está, como si hubiera caído una
lluvia de solamente balas, aunque al parecer así lo fue.
En la primera
habitación, la que da hacia el hall y entrada de la casa, está donde Diana y Daniel
dormían junto a la cuna de su beba Clara. El piso parece remodelado, es de madera
y barnizado. Es lo único que no me cierra de la casa además de la estructura metálica
construida con el fin de satisfacer visualmente a los visitantes. De izquierda
a derecha no parecen haber muchos balazos, pero de frente en dirección hacia
afuera, hay un enorme boquete que disminuye en tamaño y sigue la secuencia
atravesando una habitación y tocando la izquierda del baño. Una persona no
imagina como pudo ser que de verdad se haya atacado aquel hogar con un elemento
tan contundente y destructivo como una tanqueta. El decorado del hogar no varía
demasiado, muchos agujeros de bala, demasiados, son los que ponen en contexto
aquel lúgubre sitio. En la siguiente habitación está otra aunque sin suelo de
madera porque es la cocina comedor. Sobre la pared de éste están colgados
varios cuadros con nombres y apellidos. Todos de los que murieron en la casa,
más Daniel aunque casi un año más tarde fuera asesinado.
El baño es
sumamente pequeño, pero no parece incómodo, la grifería no es muy antigua,
inclusive parecía en uso. Me da esa sensación al menos. La bañera sí está muy
sucia, con hongos y un color ferroso. Aquella
bañera pudo haber sido el resguardo de la beba ante el salvajismo de estado. Impresionante
pensarlo.
Un limpio
patio con un enorme y fructífero limonero hace combinación con un lavabo bastante
grande de concreto. Hacia la izquierda de éste está una pared muy grande en lo
que parece un taller. Pero es en fin la razón por la que aquellas personas no siguen
con vida. Parece un simple galpón, muy estrecho en el que no entran muchas
personas. Sin embargo se la ingeniaron para manejarse dentro. Un sistema complicado
y a la vez sostificado es el que se observa para poder entrar hacia el lugar. Mediante
un motor con polea que conecta un pedazo de pared a la perfección con el exterior,
se ve la inteligente entrada que utilizaban para poder acceder a la maquinaria
para producir e imprimir sus revistas. Puedo sentir el aroma y movimiento de la
imprenta en mi mente cuando camino por aquel estrecho pasillo. Si, lamentablemente
esto sucedió pero me enorgullece de que existe la lucha por vuestros ideales,
esta casa es la prueba más fehaciente del daño infligido por argentinos que alguna
vez pude ver de tan cerca.
Casa Mariani-Teruggi, Sitio de recuerdo de la resistencia y del
terrorismo de estado en Argentina.
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