Caminar por aquel lugar. Uno
nunca sabe por dónde arrancar y por donde terminar el recorrido. Se llega con
la esperanza de recorrer todo en el día y siempre queda algo interesante que
faltó ver. Estoy hablando de aquella mega muestra que visité el último lluvioso
fin de semana.
Las coloridas luces hacían alarde
de la magnitud de Tecnópolis desde muy lejos. Las personas muy tímidas se
acercaban por la entrada mientras que otras se sacaban fotos muy sonrientes con
las estructuras metálicas gigantes juntas. Había empezado a caer una suave
llovizna que no parecía ser de gran preocupación. Sin embargo ésta empezaba a
caer en mayor cantidad durante el mediodía, a cántaros.
Para muchos este comportamiento
climático estaba anunciado, pero no logró nuestra retirada. Porque las personas
corrían a buscar refugio sobre cada espacio techado en el inmenso predio. No
hay mejor lugar para hacerlo que en los enormes pabellones cubiertos en donde
cientos de puestos esperaban con ansias al espectador curioso y visitante que
quisiera probar un sabor que no se encuentra en cada esquina.
Tengo que admitir que las personas estaban un
poco molestas ese día. Una situación entendible ante el disgusto de la lluvia
que inhabilitaba la posibilidad de vivir la totalidad del predio, y la gente
amontonada sobre cada entrada y puesto, lo que a su vez hacía muy complicada la
circulación normal.
Aquel espacio de
tecnología, ciencia, arte e industria se había convertido rápidamente en un
refugio contra la incesante lluvia que incrementaba su fuerza conforme pasaban
las horas. Arruinó las actividades al aire libre que eran tan numerosas como
las techadas. Dentro del pabellón tecnológico había mucha juventud que corría
libremente por los amplios pasillos y que se detenía a cada momento a observar
aquellas pantallas gigantes que recrean en tiempo real la imagen de uno pero
ampliada cientos de veces. Estar allí era claramente una de las cualidades del
sector, sorprenderse por ver siempre cosas nuevas.
Quisiera estar relatando aquellos
fines de semana en los que iba y estaba perfectamente soleado, con todas las
actividades a pleno y muchas ofertas para ver en el parque. Pero la lluvia
siempre lleva su atractivo, quienes en parte la pasaban mal eran los visitantes
al verse ligeramente apretados entre ellos por la mala circulación. Felices
estaban los encargados y puesteros del festival de Raíces, el que se realiza
todos los años y posee diversa oferta gastronómica y cultural que reparte por
tecnópolis distintos sabores del país especialmente para el alcance del público.
Miles de personas habían, increíble. Pese al mal clima no paraban de llegar,
siendo el anteúltimo día en el que continuaba abierto no importaban aquellas
frivolidades.
Ante la consigna de este año de “Un mundo para
descubrir” se observaban sobresalientes aquellos dinosaurios de cuellos largos del
tamaño de edificios de cinco pisos al menos. Finalmente la lluvia cedía pero
sin detenerse permitía al público moverse con un poco más de libertad que
antes. La gastronomía al aire libre había recobrado a su clientela asediada por
la lluvia atendiendo sobre los puestos muy ingeniosamente preparados.
Lejos de los galpones
tecnológicos, como los llamo yo, estaban el parque jurásico. El famoso y más
grande de la exhibición era el brontosaurio. Y nunca debe faltar el
Tiranosaurio Rex. Todos y cada uno de ellos con un movimiento distinto en sus
extremidades. Desde el más pequeño niño hasta el adulto mayor se deleitaban con
semejante exposición sumamente realista que incluía el sonido de los animales
en parlantes muy potentes. La escenografía de selva armada era especial ya que
ambientaba de la mejor manera.
No existe desperdicio de espacio
en todo el predio, porque la ubicación de cada objeto, espacio, está diseñado
para mantener un equilibrio que no impacte de forma negativa al visitante. A la
izquierda de la exposición de dinosaurios se encuentra el imponente parque de
skate de Tecnópolis. Si no es el más grande de Argentina es uno de los más
grandes jamás construidos. Con amplios tazones, escaleras y barras para hacer
saltos de los expertos, es el deleite de todo skater. Estaba ese día vacío y
cerrado por las autoridades del parque, por supuesto. El agua no permite el
correcto movimiento de las tablas ya que podrían resbalar y provocar el
accidente de la persona que está sobre la misma o peor, sobre otra persona.
Continuando el recorrido, ya que
el sol estaba saliendo, estaban los espacios de ciencia y tecnología de la
nación ubicada sobre la principal peatonal de lado a lado. Cada uno con un
motivo distinto que enorgullece a la nación por ser empresas argentinas.
En conmemoración a YPF
sobre la entrada del parque se encuentra un ficticio surtidor de la petrolera
con sus respectivos playeros. Cada sector del parque tiene al menos una
pantalla led con la respectiva explicación que merece la exposición detrás en
detalle. La minería, los yacimientos petrolíferos, los simuladores de vuelo, y
la réplica del famoso cohete argentino Tronador lanzado al espacio por CONAE se
encontraban sobre la principal calle del parque.
Volviendo a la entrada principal
estaba la exposición, o más bien, el avión Boeing-747 de Aerolíneas Argentinas.
Lamentablemente por la lluvia también estaba cerrada su entrada. Pero cuando
funciona con normalidad la exposición muestra un ficticio Check-In para que los
pasajeros visitantes del parque puedan vivir la experiencia de sentarse en un
avión completando la burocracia principal para aprender y viajar cuando
quieran. Se tiene que subir a una escalera para ingresar y cuando las puertas
están cerradas arranca el simulador de vuelo. Cada ventana del avión tenía un
led que simulaba el despegue y el vuelo a grandes alturas con el sonido
correspondiente.
Tecnología de punta aunque no
había movimiento de turbulencia, claro. Aquella es una experiencia digna de
vivir cuando no llueve. Como la atracción del tren que recorre la enorme
extensión del parque en un recorrido que a pie dejaría ampollas.
“Un mundo para descubrir” fue este año y sorprende todavia ese mundo a sólo los visitantes que tuvieron la oportunidad de acercarse, el que viene nos podría llegar a sorprender, sólo hay que estar atentos y curiosos.